Primeros auxilios

1)    Introducción.

   La actividad física, el deporte, el ejercicio físico (diferencias) no podemos catalogarlos por si mismos como buenos o malos, depende del contexto y las características de lo mismos. Así juega un papel fundamental la adaptación a la persona que lo va a llevar a cabo. En ocasiones y de forma inevitable aparecen las lesiones, por ello es necesario conocer cuáles son las pautas de actuación más apropiadas.
   En primer lugar señalaremos una serie de factores de riesgo que aumentan las posibilidades de lesión:
   Factores intrínsecos: edad; nivel de entrenamiento y condición física de la persona; personalidad; problemas de salud, enfermedades que pueden determinar unas contraindicaciones (absolutas y relativas); estilo de vida, hábitos, dieta, drogas...
       Factores extrínsecos: características del deporte o tipo de actividad; calentamiento; programas de entrenamiento inapropiados; equipamiento material (ropa, calzado, implementos, protecciones...); instalaciones deportivas (superficies, temperatura, diseño...); condiciones climatológicas...


2)    Concepto de primeros auxilios, fines y pautas generales de actuación.

   Son el conjunto de actuaciones que se llevan a cabo ante un accidente o lesión, a fin de minimizar el riesgo de complicación de la misma, y facilitar su recuperación, hasta el momento en que la persona accidentada recibe tratamiento.

   Los fines son: salvar a la víctima, evitar que empeore, conseguir ayuda de personal experto, favorecer la recuperación.

   Las pautas generales  que debemos seguir son: (APAS)

a)    Análisis rápido de la situación.
b)    Proteger, en primer lugar a nosotros mismos y en segundo lugar al herido (siempre y cuando sea absolutamente necesario moverlo y no haya riesgo de complicar la lesión al moverlo, lesiones medulares*).
c)    Avisar al servicio médico cuando sea necesario (112).
d)    Socorrer al herido siguiendo los siguientes las siguientes pautas:

  Tener una actitud de calma y tranquilidad para infundir confianza y apartar a los fisgones.
  Averiguar qué sucedió, causas, hacer una valoración más profunda de la situación que
ayude a extraer conclusiones y la forma de actuar. 
 Cerciorarse del número de heridos y tratar de averiguar cuál requiere ser atendido primero.

  Exploración del herido: investigar si respira, si tiene pulso, si está consciente, si sangra, si tiene una fractura, si presenta quemaduras, si ha perdido el conocimiento. Estar bien seguros de no haber dejado escapar nada.

Orden en la exploración:

Constantes vitales: pulso y respiración.
Respiración: abrir las vías respiratorias (maniobra frente – mentón), colocar la oreja sobre la boca – nariz, mirando al pecho, para ver si se hincha y sentir – oír su respiración.

Circulación: colocar dos dedos en la arteria carótida, radial…
Nivel de consciencia, preguntas fáciles, pellizcos, dilatación   pupilar...
Inspeccionar zonas doloridas o lesiones.
     Nunca debemos:
    Dar de comer o beber a un accidentado.
    Incorporar a un accidentado antes de evaluar su situación.
    Manipular heridas o lesiones graves.
    Dejar de visitar al médico.
    Aplicar torniquetes sin necesidad o aflojarlos una vez puestos. 

     Iniciar los primeros auxilios, en caso de conocerlos y estar absolutamente convencido de que
    se sabe lo que se hace, en cualquier caso, hacer siempre lo imprescindible. En caso de no saber
    qué hacer, no hacer nada y asegurar a la víctima hasta que llegue personal especializado.
     Otras actuaciones posibles: tranquilizar a la víctima, mantenerla a una temperatura agradable...

    (*) Si existe posibilidad de lesión medular no mover a la víctima. En caso de tener que hacerlo por riesgo de muerte hacerlo como si fuera un bloque: formas de transportar.

    3)    Efectos del frío y el calor sobre las lesiones deportivas:

      El hielo es un potente y barato antiinflamatorio local: provoca que los vasos sanguíneos se cierren y dejen de verter sangre. Además “duerme” los receptores nerviosos del dolor, evitando que manden la señal dolorosa a nuestro cerebro. Por todo ello, podría utilizarse en las lesiones que cursen con dolor e inflamación en el momento que se producen.

      El hielo conviene ser aplicado de modo intermitente, a intervalos de 10 – 15 minutos para intensificar su efecto, y envuelto en un paño – plástico para evitar quemar la piel.

       El calor estimula el riego sanguíneo, hace que los vasos sanguíneos se abran, favoreciendo la reabsorción de las zonas encharcadas y la llegada de los elementos necesarios para la reconstrucción de las zonas dañadas.

       Puede aplicarse con el secador, lámpara de infrarrojos, manta eléctrica (evitando sudar). También se hará a intervalos de 10 – 15 minutos.

       Por todo lo anteriormente dicho, parece claro que en los primeros estadíos de una lesión aplicaremos hielo para detener la inflamación y el dolor. Pasada la fase aguda, cuando se han cerrado los vasos sanguíneos y la inflamación decrece, aplicaremos calor seco para que se eliminen los deshechos y se reconstruyan los tejidos.

    4)    Lesiones del sistema muscular:

    Lesiones de las fibras musculares (componente contráctil del músculo).

       Contractura muscular. La contractura es una lesión causada por una actividad excesiva, una sobrecarga sobre el músculo que hace que éste se quede acortado y exista una sensación vaga de dolor.
    Forma de actuar: en el momento, si nos enteramos, al acabar el ejercicio podremos aplicar frío, y de forma habitual hasta que desaparezca trataremos de estirar, masajear la zona, aplicar calor seco.

       Calambre: Un calambre es una contracción brusca del músculo, involuntaria y dolorosa, provocada por una actividad excesiva y/o explosiva. El músculo se ve incapaz de relajarse provocando un dolor muy agudo.
    Forma de actuar: deberemos parar, estirar la zona, rodar y sacudir levemente la zona. También pueden ayudar las bebidas con sales minerales y sobre todo el potasio.

       Contusión muscular y hematoma: es una lesión producida por un golpe o traumatismo que va a provocar una rotura de vasos interna, de ahí la aparición de inflamación y coloración roja de la zona, además dolerá al tocar y mover la zona.
    Forma de actuación: para evitar la inflamación aplicaremos frío, en casos extremos vendajes compresivos y guardaremos reposo relativo en función de la gravedad. Pasada la fase aguda (24 – 48 h) se podrá aplicar calor para estimular la circulación y que se eliminen los restos.

       Distensión o elongación o lo que popularmente conocemos como tirón muscular, es una elongación de las fibras musculares por encima de sus posibilidades que produce un dolor agudo, pinchazo, latigazo.
    Hay que tratarlo igual que en el caso anterior pero evitaremos cualquier estiramiento en el momento. Es decir reposo, hielo y pasada la fase aguda (24 – 48 h) calor, masaje, movilización, estiramiento leve…

       Desgarro y rotura muscular. Son igualmente elongaciones del músculo lo que ocurre es que vienen acompañadas de rotura de fibras. Por todo ello se inflamará, aparecerá un hematoma y un pequeño bulto, no se podrá mover, ya que cualquier pequeña contracción y estiramiento agudizará el dolor.
    Forma de actuar: sólo podremos aplicar frío, colocar un vendaje compresivo, elevar la zona y guardar reposo hasta que los tejidos se reconstruyan. Ahí empezará la segunda fase de la rehabilitación.

       Agujetas: lesión causada por un esfuerzo muscular excesivo, al que nuestro organismo no está habituado. Hay varios factores que explican el dolor al mover la zona: acortamiento muscular (contractura), acumulación de excesivos residuos y pequeñas roturas de fibras.
    Forma de actuar: baños calientes, ejercicio, masaje y estiramientos muy suaves (es importante que no provoquen dolor).

    Lesiones tendinosas. Son lesiones que afectan al tendón que une el músculo al hueso.

      Tendinitis: es una inflamación del tendón ocasionada por una actividad física intensa, repetida y no adaptada a la persona. Todo ello provocará que cuando paremos sintamos hormigueo, dolor suave en reposo, al moverlo y tocarlo.
    Forma de actuar: aplicar frío y guardar reposo.

       Rotura o desinserción del tendón, su causa es un gran sobrecarga, requiere una intervención quirúrgica.

    5)    Lesiones articulares.

    Esquema de una articulación. Una lesión articular puede afectar a cualquiera de las estructuras que la componen: meniscos, cartílagos, bolsa sinovial, cápsula, ligamentos, superficies articulares…

     Lesiones de la cápsula articular y ligamentos.
    Entre las causas de este tipo de lesiones encontramos: golpes, giros, tracciones, caídas... y observaremos que hay diversos grados de gravedad:

       Distensión articular. Es el nivel más leve de estiramiento de los ligamentos y cápsula articular. No hay desplazamiento de superficies articulares, es decir sin desplazamiento de los huesos y tampoco se han roto los ligamentos.

       Esguince articular. Atiende a las mismas características que el caso anterior pero a un nivel mayor. No se han desplazado los huesos pero pueden haberse producido pequeñas roturas en los ligamentos.

       En estos dos casos encontraremos inflamación, hematoma, dolor al mover la articulación. Todo ello leve.
       Actuación: CRICER: aplicaremos hielo, vendaje compresivo, elevaremos la zona y mantendremos reposo.

       Subluxación y luxación: lesión articular en la que encontraremos un pequeña o gran desviación de los huesos (superficies articulares) que componen la articulación. La cápsula y ligamentos se habrán dañado considerablemente.
      
       Signos: inflamación, deformidad articular, color rojo, hematoma, impotencia funcional (no podemos mover la articulación).

       Actuación: Inmovilizar la articulación y trasladar al centro médico. Cuanto más tiempo se tarde peor ya que aparecerá una contracción de los músculos de la zona que dificultará su tratamiento. Además cuanto menos se tarde menos tiempo permanecen los ligamentos sobreestimados y menos se dañan.

    6)    Lesiones óseas. Nosotros nos vamos a centrar en las fracturas de los huesos.

       Lesión que supone la ruptura total o parcial de un hueso. Pueden ser de varios tipos:
      Agudas o por fatiga, es decir producidas por un golpe, giro o bien producidas por la repetición de esfuerzos.
      Abiertas o cerradas, en función de si se rompe la piel o no.
      Completa o incompleta (fisuras), en función de si el hueso se rompe total o parcialmente.

       Sospecharemos de una fractura, tras un traumatismo en un hueso, que implique los siguientes signos: dolor intenso, chasquido, hematoma, deformidad, incapacidad de mover la zona.

       Actuación: inmovilizar en una posición que no duela y trasladar al centro médico, radiografía, reducción (colocar cada cosa en su sitio) e inmovilización. Como en el caso anterior cuanto más tiempo se tarde peor porque la musculatura se contraerá de forma refleja y luego será más complicado colocar cada hueso en su sitio.

    7)    Heridas.

       Hace referencia a cualquier rotura de la piel. Su gravedad dependerá de la zona dañada, profundidad, extensión, cantidad de sangre que fluya por ella, el alcance o no de órganos.

    Actuación en las heridas no complicadas:
    Lavar la zona con agua fría, para detener la hemorragia, a chorro y con jabón líquido para desinfectar
    y arrastrar la suciedad.
    Desinfectar con algún producto y gasas, de dentro a fuera.
    No cubrir nunca con algodón, utilizar gasas y esparadrapo en tiras si fuera necesario.
    Comprobar que no requiere puntos. Si los requieren pasa a ser complicada.

    8)    Hemorragias.
       Una hemorragia es la salida de sangre de los vasos arteriales, venosos, capilares. Puede ser de varios tipos:
    En función de la localización de la sangre podrá ser interna o externa.
    En función del vaso podrá ser: arterial, venosa, capilar:
    • Arterial, la sangre es más viva, roja y sale a borbotones, con los latidos del corazón.
    • Venosa, la sangre es más oscura y la sangre sale de forma babeante, lenta.
    • Capilar, la sangre forma un “sabana” en la extensión lesionada.
      
    Síntomas de una hemorragia interna: pulso rápido y débil, con consciencia alterada, palidez y agotamiento.

       Pautas de actuación en hemorragias internas: colocar al paciente tumbado supino con las piernas en elevadas, no dar nada, abrigar y traslado urgente al centro sanitario.

    Pautas de actuación en hemorragias externas:

    Taponar la herida con gasas realizando presión continua.
    Para evitar que se pierda más sangre elevaremos el miembro por encima del corazón.
    Colocaremos un vendaje compresivo, sin quitar lo anterior y realizaremos presión sobre él y sobre
    puntos arteriales.
    El torniquete es el último recurso. Consisten en estrangular el miembro entre el corazón y la herida, una vez colocado no podrá aflojarse, deberá estar visible y apuntaremos la hora de realización.

       Hemorragia en el oído y nariz: lavar con agua fría, presionar, tapar. En caso de hemorragia nasal, no llevar la cabeza hacia atrás.

    9)    Pérdidas de conocimiento.

       Lipotimia: disminución leve del estado de consciencia provocado por la falta de riego sanguíneo al cerebro, diversas causas, frío, calor, emoción, hemorragias, agotamiento...
      Su pulso y respiración son normales, pero se siente mareado, con sudor frío, ligero color amarillo de la piel…

       Pautas de actuación: comprobar pulso y respiración constantemente, tumbar al enfermo, elevarle las piernas, ladearle la cabeza y aflojar prendas que puedan oprimir. Es necesario un ambiente tranquilo, sin aglomeraciones y refrescarle ligeramente la frente, hablarle…

       Crisis epiléptica: enfermedad que afecta al sistema nervioso y en la que aparecen crisis, caracterizadas por la pérdida de conocimiento y convulsiones, acompañado a veces por salivación excesiva.

       En una primera fase el paciente se lo nota levemente, después suele gritar, pierde el conocimiento y cae bruscamente al suelo, comenzando la fase de contracción muscular con paro respiratorio y cianosis en los labios. Aparecen las convulsiones, respiración ruidosa, salivación espumosa, pudiendo morderse la lengua. Por último el paciente despierta confuso, desorientado, y no se acuerda de lo que ha pasado.

    Pautas de actuación:
    No sujetar a la víctima para tratar de cortar el ataque, dejar que suceda la crisis.
    Apartar los objetos de alrededor de la víctima para evitar que se lesione.
    Colocar un objeto blando bajo la cabeza, así como intentar almohadillar el suelo (mantas,...).
    Aflojar las ropas alrededor del cuello y la cintura.
    Intentar introducir un objeto blando en la boca para evitar que se muerda la lengua. Nunca duro, ya
    que podría dañarse los dientes o la mandíbula.
    Colocar a la víctima en posición lateral de seguridad durante el periodo post-convulsivo y remitir al médico.

     Coma, aquí llegamos al extremo, en ocasiones se alteran las constantes vitales (respiración y bombeo de sangre).
     Coma etílico: la intoxicación aguda por alcohol pasa por diversas fases que dependen de la concentración de alcohol en la sangre.
     Síntomas: afectación del sistema nervioso central con habla, reflejos, marcha, consciencia, alterados. Mareos y vómitos, estado de confusión, coma.
     Pautas de actuación: llamar 112, evitar el enfriamiento del paciente, colocación en posición lateral de seguridad y vigilar constantes vitales, hasta que llegue el médico.

       Shock: limitación del riego sanguíneo a los tejidos, por lo que no llegará oxígeno ni nutrientes. Causado por hemorragias fuertes, insuficiencias cardiacas, respiratorias, asfixias, trombosis... Pulso débil y rápido.
    Pautas de actuación generales, en situaciones shock:
    • Elevar piernas y cabeza baja.
    • Aflojar prendas que puedan oprimir.
    • Comprobar el pulso y la respiración constantemente hasta recibir ayuda médica, en caso de perderlos iniciar RCP.

    10) Lesiones por calor.

       Las lesiones por calor se dividen en dos clases dependiendo si el accidente térmico afecta a todo el cuerpo o solamente a parte de él: localizadas (quemaduras) y generalizadas (agotamiento por calor o deshidratación y golpe de calor o insolación).

       Lesiones por calor generalizadas. Son lesiones que se producen en ambientes calurosos, durante esfuerzos físicos intensos o en combinación de ambos factores.
       La temperatura corporal se mantiene entre 36,5 y 37,5 grados centígrados, gracias al equilibrio entre la producción de calor y la pérdida del mismo, que está regulado por nuestro cerebro. La mayor parte del calor es eliminado por radiación al medio ambiente y por evaporación de sudor.

       Deshidratación o agotamiento por calor: cuando aumenta la producción de sudor y se pierde gran volumen de líquido circulante, se produce la deshidratación del organismo. Este trastorno
    suele ser pasajero, a menos que se prolongue la perdida de líquidos.

       Síntomas:
    • Temperatura corporal: normal o ligeramente elevada.
    • Piel: húmeda y fresca.
    • Malestar general, dolor de cabeza y nauseas.
    • Calambres musculares
    • Signos de pérdida de volumen sanguíneo (pulso débil y rápido, debilidad y sed).
       Pautas de actuación: mantener al paciente en reposo, acostado y en lugar fresco. Si está consciente darle de beber, cada pocos minutos, agua en pequeñas cantidades. Si no se restablece, remitir a centro hospitalario.

       Insolación o golpe de calor: accidente provocado por la exposición prolongada al sol que sobrepasa la capacidad de los mecanismos de enfriamiento. El resultado es un aumento de la temperatura corporal, que puede llegar a más de 41ºC, dañando el sistema nervioso y cardiovascular, pudiéndose producir secuelas permanentes y la muerte.

       Síntomas:
    • Alteración de la consciencia.
    • Respuesta perezosa a estímulos o inconsciencia
    • Vómitos, convulsiones
    • Piel caliente, roja y generalmente seca.
    • Aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria.
       Pautas de actuación: poner al afectado a la sombra, aflojar la ropa, aplicar compresas frías y proporcionarle agua si está consciente y vigilar constantes vitales, avisar y/o traslado a centro hospitalario.

       Lesiones por calor localizadas: quemaduras. Son lesiones de la piel y otros tejidos provocadas por el calor, la electricidad, productos químicos, etc.
    Factores que determinan la gravedad de una quemadura: profundidad, extensión, localización, edad y riesgos de infección.

       Según la profundidad se clasifican en:
    Quemaduras de primer grado: la piel está enrojecida. Enfriar la zona y dar pomada apropiada.
    Quemaduras de segundo grado: la parte interior de la piel (dermis) se quema, formándose
    ampollas llenas de un líquido claro. Enfriar, dar un antiséptico y cubrir con un apósito estéril. No
    romper la ampolla, pero en caso de que se haya roto, tratar como una herida.
    Quemaduras de tercer grado: la piel está carbonizada y los músculos, vasos y huesos pueden estar afectados.

       Conducta a seguir ante una quemadura grave:
    • Eliminar o suprimir la causa. Si la ropa está en llamas, impedir que el accidentado corra, enrollarlo en una manta o abrigo o hacerlo rodar por el suelo.
    • Enfriar la quemadura. Rociar las regiones quemadas con abundante agua o apósitos empapados para evitar el avance de la quemadura.
    • Cubrir las quemaduras. Proteger las quemaduras con sábanas limpias y a ser posible con compresas estériles.
    • No quitar la ropa si está adherida a la piel. Sólo se quitará si está impregnada de productos cáusticos o hirvientes.
    • Cubrir al herido. Con una manta o similar al fin de evitar el enfriamiento general.
    • Posición horizontal del quemado. Generalmente de espaldas o en posición lateral si tiene quemada la espalda o boca abajo si tiene quemados los costados y la espalda.
    • No dar de beber ni comer al quemado grave.
    • Avisar a los servicios de urgencias 112.
    • Evacuación inmediata.

       Quemaduras Eléctricas: La corriente eléctrica, sea generada artificialmente o natural (rayos), ocasiona lesiones muy diversas, que van desde quemaduras pequeñas, hasta traumatismos múltiples y la muerte dependiendo de la intensidad de la corriente, la resistencia del sujeto a la descarga y la duración de la exposición.

       Producirá quemaduras eléctricas, por la acción de la corriente a través del organismo, que lesionan planos más profundos y a menudo destruye músculos, altera órganos internos, llegando incluso a producir paradas cardiorespiratorias e incluso la muerte.

       Pautas de actuación: cortar la corriente eléctrica antes de tocar al accidentado. En caso de que esto no sea posible, aislarlo utilizando un objeto que no sea conductor de la electricidad (ejemplo: un palo, papel de periódico…). No emplear objetos metálicos.
       En caso de parada cardiorespiratoria, iniciar RCP sin interrupción hasta la llegada del personal sanitario de urgencia, al cual debe avisarse inmediatamente.
       Seguiremos igual que en las quemaduras térmicas, ya que la corriente eléctrica al paso por el organismo produce calor lesionando los tejidos.

    11) Asfixias:

     Producidos por la introducción de algún elemento extraño en las vías respiratorias. En este caso para sacarlos tenemos varias opciones:

    Cuando tose le dejaremos toser, sin hacer nada, ya que la obstrucción es parcial y ésta puede expulsar el objeto.

    Cuando no puede toser, hablar o respirar, hay una obstrucción total. Habrá que recurrir a la maniobra de Heimlick. Abrazando al paciente y efectuando una fuerte presión en la boca del estómago hacia adentro y hacia arriba, con el fin de desplazar el diafragma, para que éste comprima los pulmones aumentando la presión del aire contenido en las vías respiratorias (tos artificial).
    En persona obesa, en embarazadas habrá que realizarla a nivel del esternón.

       Producidos por entrada de agua en las vías respiratorias: habrá que colocar al afectado sobre un plano duro.
       Actuación ante una parada respiratoria con pulso:
    • Recordar la forma de ver si respira y explorar si hay objetos que dificulten el boca – boca.
    • Realizaremos una hiperextensión de la región cervical colocando una mano en la frente y otra en la región cervical haciendo palanca. Posteriormente (maniobra frente – mentón), una mano tapa la nariz y la otra abre la boca sujetando la mandíbula.
    • Llenamos los pulmones de aire acercamos la boca a la de la víctima e introducimos el aire, debemos observar como se hincha el abdomen, será la señal que indique que todo va bien.
    • Realizaremos esta operación 10 veces y pediremos ayuda. Después volveremos a comprobar pulso y respiración y continuaremos ventilando de 12 a 16 veces por minuto, hasta que se reestablezca la respiración o llegue asistencia. Vigilar siempre el pulso y si falla iniciar RCP.
      En caso de niños pequeños, habrá que coger con nuestra boca la boca del bebé, así como la nariz.

      Hay otras formas de abrir las vías respiratorias, cuando tenemos un posible accidente medular: maniobra de tracción mandibular: se realizará en caso de sospecha de accidente con implicación cervical o politraumatismo.
       En estos casos se recomienda no movilizar al paciente, colocar una mano del reanimador en la frente del paciente para fijar la cabeza sin realizar hiperextensión, mientras que con la otra mano se tracciona de la mandíbula hacia arriba.


       También es posible que haya algún cuerpo extraño que bloquee las vías respiratorias. Para retirarlo se utiliza la técnica de barrido digital: comienza con la apertura de la boca del accidentado, agarrando con el pulgar y los dedos del reanimador la lengua y la mandíbula de aquel, traccionando de ellas hacia arriba. Después se introduce el dedo índice de la otra mano del reanimador en la boca del paciente y se avanza, lateral y profundamente, hasta alcanzar la base de la lengua. Con el dedo índice en forma de gancho se desenclava el objeto y se lleva hasta la boca para sacarlo con extremo cuidado.
       Puede ayudar en caso de tenerlo y saber utilizarlo el tubo de Guedel.

       Una parada respiratoria suele acarrear una parada cardiaca por ello vigilaremos el pulso hasta que se reestablezca la respiración hasta que llegue atención médica especializada.

    12) Parada cardiorrespiratoria.

       Toda parada respiratoria lleva al paro cardiaco y viceversa. Recordar las formas de explorar si una persona inconsciente tiene pulso. Cuando no lo tenga será necesario iniciar el masaje cardiaco:

    •  Se coloca al afectado sobre un plano rígido.
    •  Localizamos el apéndice xifoides y dos dedos por encima hacia la izquierda del la víctima encontraremos el lugar de aplicación.
    • Colocamos el talón de la mano sobre este punto desde el lateral de la víctima y a continuación la otra mano abraza a la primera.
    • Empezamos a propinar compresiones rítmicas, debe utilizarse el propio peso corporal. Ritmo 60 veces por minuto.
       En caso de niños pequeños, la presión se hará con una sola mano, y si se trata de lactantes o niños muy pequeños con dos dedos (índice y medio de una misma mano o los pulgares de ambas

       Actuación ante parada cardiorrespiratoria:
    Se recomienda empezar con 5 insuflaciones antes de empezar con el primer ciclo 30 compresiones: 2 insuflaciones.
    También se recomienda hacer 1 minuto de RCP antes de pedir ayuda si se está sol@.
    Intercalar 30 compresiones con 2 insuflaciones, repitiendo este ciclo cuantas veces sea preciso hasta la reposición del accidentado. Válido para niños también.
    Comprobar la posible recuperación de la respiración y del pulso, aproximadamente, cada 4 ciclos completos.

       Una vez estabilizada la víctima habrá que colocarla en la posición lateral de seguridad:

    • Colocándose al lado del accidentado, se eleva su cadera para colocar el brazo del mismo lado bajo su glúteo, con la palma hacia abajo.
    • Flexionarle la pierna del mismo lado y girarle hacia nosotros, cogiéndole del hombro y de la cadera opuestos.
    • Extender su cabeza y cuello para mantener las vías aéreas libres.
    • Separar el brazo del mismo lado a la pierna flexionada.
    • Colocar el brazo contrario bajo el pómulo.


    13) Otros: intoxicaciones, formas de inmovilizar, vendajes…